Tuesday 8 July 2008

El padre de Blancanieves

Acudimos a los libros no sólo buscando evasión o vivir nuevas experiencias de manera vicaria, sino también para mirar la vida y el mundo desde otro punto de vista, para formularnos preguntas que quizás nunca antes nos habíamos hecho. Se ha dicho, también, que es muy difícil hacer buena literatura sobre buenas intenciones o, dicho de otra manera, que aquellos escritores que se ponen a escribir una novela de alto contenido político caen a menudo en lo panfletario y sus personajes adolecen de un exceso de esquematismo porque están demasiado sujetos a las ideas que nos intentan transmitir. Pues bien, en su última novela, la escritora Belén Gopegui se atreve a hacer preguntas desde el compromiso político sin que la calidad literaria de su obra se resienta, mostrando una vez más que es una de las mejores y más originales escritoras que tenemos en España. ¿Quién es el padre de Blancanieves al que alude el título? Pues, como diría Flaubert, soy yo, o somos casi todos. El padre de Blancanieves del cuento es un personaje secundario, aun cuando debería ser importante. Sabemos que vive en el castillo con la malvada madrastra y que cuando ésta intenta librarse de Blancanieves el padre no dice, no hace nada. El padre de Blancanieves de la novela de Gopegui es de clase media, vive confortablemente en su pequeño mundo, sin hacerse preguntas ni intentar cambiar nada, a excepción quizás de ascender en el trabajo o ganar un poco más de seguridad. El problema es que un día alguien aparece en la puerta de su casa y les ofrece una manzana envenenada. Manuela, profesora de instituto y ex-progre, casada y con tres hijos llama al supermercado para quejarse de un envío que ha llegado tarde y al día siguiente recibe en su puerta a un hombre ecuatoriano que la hace responsable de su despido. Al principio ella protesta: estaría bueno que no pudiera uno quejarse, cuando tiene la razón, por miedo a que vayan a despedir a alguien. Pero ya ha mordido la manzana y las preguntas se le echan encima y con ellas la necesidad de “hacer algo”. Así empieza la novela, una historia coral sobre gente que intenta cambiar las cosas que están mal (social y ecológicamente) y un hombre que sólo quiere defender su parcela de seguridad y su propio placer. Es el placer, según el padre de Blancanieves, lo que hace que los que luchan por un mundo mejor sean tan pocos. Nuestra sociedad está atontada por un hedonismo ferozmente individualista y pocos llegan a alcanzar un estado adulto en el que se hagan cargo de las consecuencias y las responsabilidades de su modo de vida.
La novela trata, al fin y al cabo, del conflicto entre la vida privada y la vida pública, entre lo que queremos para nosotros y lo que sería justo que el mundo y la sociedad fueran. El padre de Blancanieves es una novela inteligente y hermosa, de esas que se quedan pegadas a uno para siempre. Leedla y actuad en consecuencia.

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