Thursday 15 January 2009

Donna Haraway (2)

Donna Haraway tiene dos perros y ellos son en gran medida los responsables de que esta científica/socióloga/feminista haya dejado de lado a los cyborgs que la hicieron famosa a finales de los ochenta. Su librito “El manifiesto de las especies de compañía: perros, humanos y alteridad significativa” da cuenta de su experiencia personal con los canes. Como todo manifiesto, el suyo es un llamamiento político, propone un salto de la teoría a la acción. A muchos les dará la risa pensar que vamos a cambiar el mundo a través de entender mejor nuestra relación con los perros, pero el libro de la Haraway está lleno de ideas fascinantes que convendría no desestimar. Las “especies de compañía” a las que se refiere el título de su obra no incluyen sólo a perros y gatos, etc. sino también al propio ser humano, ya que como ella dice con una llaneza pasmosa “para que haya compañía hacen falta dos”. La Haraway ataca desde la raíz nuestras preconcepciones. Por ejemplo, desmonta ese mito creacionista según el cual el perro es el producto de la domesticación del lobo llevada a cabo por el hombre. Ahora sabemos que el lobo y el perro se separaron genéticamente hace más de 100.000 años (una época en la que nuestros ancestros difícilmente podrían ser llamados “humanos”). Por eso, más que hablar de domesticación deberíamos hablar de un proceso de co-evolución que se puso en marcha cuando dos especies se asociaron para beneficio de ambas, “domesticándose” mutuamente. Así, los perros aprendieron a interpretar el lenguaje corporal y el estado mental del ser humano mucho más eficazmente que cualquier especie más cercana a nosotros evolutivamente (y hay estudios recientes que demuestran esto con una asombrosa claridad), mientras que el ser humano adquirió habilidades sociales (por ejemplo, relacionadas con la cooperación) que son más propias de los cánidos que de nuestros primos los primates. Hasta tal punto están nuestras historias entremezcladas que no parece tan descabellada la idea del escritor Horace Walpole de sustituir el concepto de “humanidad” por el de “perromanidad”.
La Haraway nos habla de la “alteridad significativa” para referirse a esos “otros” (ya sean animales de compañía o no) con los que compartimos diferencias irreconciliables y un futuro incierto. Un futuro que depende, en gran medida, de nuestra habilidad para entendernos con ellos y aprender a amarlos (a la Haraway no le tiembla el pulso al escribir la palabra amor), no desde la cursi perspectiva que los convierte en humanoides infantilizados y estúpidamente incondicionales sino desde el respeto hacia lo que verdaderamente son y hacia nuestra historia común.

1 comment:

PIER said...

Hola..
Pienso leer a HARAWAY..Jamás habia escuchado hablar de ella. y de su relación tan especial con los animales.
Me ha gustado mucho este post. Que tengas una buena semana.
Cuidate.
Te dejo abrazos